viernes, 24 de junio de 2016

Rebasados por la derecha


Ahora que el PRD anda de amiguito del PAN, y no es improbable que un día lo haga con el PRI[i], podría copiarles algunas cosas, que uno esperaría del lado izquierdo del espectro político.

En esta confusión y autonegación de ideologías, vemos un PRD que es rebasado con facilidad por sus enemigos históricos e ideológicos. Por una parte, hay gente el PRI más consciente de lo que significa el PAN, cosa que el PRD ignora o finge no saber. En entrevista para Proceso, César Augusto Santiago, militante príista de medio siglo, que ha escrito libros sobre este partido, recuerda que el PAN fue creado como oposición al proyecto progresista de Lázaro Cárdenas, que “esa es la razón de ser de ese partido” (Olmos, 2016).

Incluso el candidato panista ganador de la gubernatura de Chihuahua, sin alianza con el PRD,  declara que entiende la posición de López Obrador “para no hacer coaliciones con el PRI y para ser congruente”; aunque por supuesto y de manera muy consecuente, manifiesta sus diferencias. No en balde milita en un partido en el extremo contrario del espectro político (Mayorga, 2016).

Del lado de izquierda es dónde no percibimos autocrítica ni, mucho menos, una definición clara como opción política. Si bien su estrategia de alianzas posicionará a los dirigentes del PRD dentro de la clase política del país, al pueblo le darás los mismos resultados que haber votado por el PAN o por el PRI. Un ejemplo temprano: “su” candidato ganador en Veracruz, un príista abanderado por el PAN, ya declaró que pondrá un militar, que le recomiende la Secretaría de la Defensa Nacional, al frente de la seguridad pública; una medida plenamente entendible en un derechista, que llegó al poder por el PAN, y que en consecuencia privilegia el orden. Difícilmente se podrá argumentar que esta medida es de izquierda, en una entidad que ha padecido la violencia de estado, incluso con la presunta violación de una anciana, por parte de militares.

El PRD ha sido rebasado electoralmente por Morena en varios lugares, por la realidad en varios estados y ahora incluso en la congruencia del discurso por los enemigos históricos e ideológicos de la izquierda. Desdibujada su ideología, se puede convertir en una máquina de puestos políticos para sus dirigentes y para los políticos de otros partidos que no alcanzan allá las posiciones que buscan. Seguramente la dirigencia del PRD argumentará nuevamente que esta estrategia permitirá quitar primero al PRI, a la vez que se van conquistando pequeñas posiciones, en oposición a la megalomanía de López Obrador; y que un día no muy lejano, se alcanzará la justicia social. Por desgracia, la realidad no es buena aliada de los líderes del PRD. Una y otra vez han llevado príistas al poder y los resultados han sido desastrosos en la mayor parte de los casos. Bueno, para los ciudadanos, porque a ellos les ha ido muy bien. No tienen razón para hacerlo distinto.

Referencias

Mayorga, P. (12 de Junio de 2016). César Duarte a juicio. Proceso, 22-23.
Olmos, J. G. (12 de Junio de 2016). El PRI, un partido mudo, sin idelología. Proceso, 12-14.





[i] Al menos en la elección municipal de San Miguel Allende, en 2012, el PRD fue en alianza con el PRI y con el Partido Verde.

viernes, 10 de junio de 2016

Mezcla de ideologías.

Le pregunté al compañero que pinta los raspones y reparaciones que de vez en cuando requiere mi coche, qué color resultaba de mezclar amarillo con azul. No sin un dejo de dejo de sospecha de que yo estuviera tratando de invadir su especialidad, me respondió que el color resultante sería verde; el color que presume un partido nada ecologista que ha sobrevivido gracias a las continuas alianzas con el PRI. Vaya coincidencias del oficio de la pintura con las negociaciones políticas del PRD. Un partido con  emblema amarillo que llevó al partido de color azul a varias gubernaturas en las elecciones del domingo pasado.

Al interior del PRD se debate si para las elecciones federales de 2018, que incluyen la presidencia, se alían con el PAN o con Morena, el partido dirigido por López Obrador. Si queremos jugar a las predicciones, podemos utilizar el siguiente dato como indicativo: el PRD y el PAN ven muy probable aliarse para las elecciones locales del Estado de México en 2017.

¿Cuál es entonces la posición ideológica que ofrece el PRD a la ciudadanía, si lo mismo puede aliarse con el partido de la derecha mexicana, que con un movimiento surgido de sus propias filas? Pero aún, si es más alta la probabilidad de una alianza con el PAN que con Morena, en virtud del escenario que exploran para las elecciones mexiquenses de 2017, y la rivalidad manifiesta entre López Obrador y Los Chuchos, grupo que controla el PRD.

Para un pueblo que ya ha sido desideologizado a través de la ignorancia por Televisa, de manera activa, y por el sistema educativo nacional, de manera pasiva, esta confusión de ideologías refuerza lugares comunes como el que reza que “todos los políticos son iguales”. Y aunque algunos tratemos de convencer a los conocidos de la falsedad de ésta y cualquier otra generalización, los mismos partidos, como el PRD, nos dejan sin argumentos.

Un PRD que va con su antípoda ideológico a las elecciones. Un PAN que coincide plenamente en las estrategias neoliberales del PRI. Un PRI que, a través de Labastida, culpa de su derrota a la iniciativa sobre matrimonio igualitario, cayendo en el mismo terreno moralista del PAN. Y Morena con un dirigente vertical que es sumamente conservador cuando se trata de temas como éstos, pues prioriza el valor de la honestidad y la lucha contra la corrupción.

Hoy por hoy, uno de los mayores problemas del país es el económico. Marx decía que las relaciones económicas determinaban las relaciones sociales. Nosotros padecemos hoy, en lo social, en lo educativo, en el tema de seguridad pública, las consecuencias de una economía que sólo crece en lo macro y que no refleja beneficios para la mayoría de la población. Solamente Morena ofrece la alternativa de fortalecer el mercado interno, frente a la política económica neoliberal enarbolada por el PAN, implementada por el PRI, y ahora apoyada electoralmente por el PRD. Es decir, solamente hay dos opciones y una de ellas es enarbolada por tres de los partidos más fuertes del país.

Esta mezcla de ideologías se convierte en confusión para los ciudadanos ¿Qué diferencia para la situación económica de los trabajadores hace votar por el PRI o por el PAN? ¿O por el PRD si va en alianza con el PAN? ¿Qué ganan los indígenas, las mujeres y los homosexuales si votan por el PRI o por el PAN si en ambos partidos hay dirigentes que los discriminan? Y nuevamente ¿qué obtienen si votan por Morena con un dirigente vertical que posterga estas demandas? ¿O si eligen al PRD que apoya al PAN?


Tristemente, esta mezcla y confusión de ideologías, en servicio de un pragmatismo político que solamente busca escalar posiciones en el gobierno, sustenta el lugar común que citamos líneas arriba y fomenta el abstencionismo y el desinterés de los ciudadanos, dejando a los políticos solos, con todo el poder para decidir nuestros destinos. Bueno, de eso se trata ¿o no? Eso es lo que quieren ellos y para eso es que han armado este enredo de ideologías. Que los dejemos solos. La pregunta es cuántos de nosotros vamos a permitirlo.

miércoles, 8 de junio de 2016

La cómoda autopista de las alianzas


En la izquierda mexicana, pasamos del pedregoso camino de la unidad a la cómoda autopista de las alianzas. En los setentas y ochentas lo complicado era sentar a dos grupos de izquierda, y que llegaran a acuerdos en tiempos terrenales, sin que las descalificaciones lleVaran al rompimiento de la conversación.

Hoy tenemos grupos y partidos que, al menos por su dicho y denominación, se ubican a la izquierda del espectro político de nuestro país, y que no dudan en aliarse con sus enemigos ideológicos de la derecha, para llevar al poder a personajes que apenas hace unos meses militaban en el partido enemigo histórico de la izquierda: el PRI. Y si la alianza no cuaja, entonces el partido de “izquierda” presenta como suyo a un político que tuvo que salirse el partido al que tanto se combatió en el pasado, por la sencilla razón que allí no le dieron la candidatura que el partido de “izquierda” sí le ve a otorgar; aun a costa de sus propios militantes, algunos de ellos con décadas de compromiso probado con las luchas sociales.

El argumento es que un partido de izquierda solo, difícilmente va a alcanzar el poder en las condiciones actuales; o que si lo lograra, no tendría capacidad de defender su triunfo. Los casos de Cuauhtémoc Cárdenas en 1988, y de López Obrador en 2006, parecen demostrarlo. Siguiendo una lógica muy acomodaticia, se concluye que la única manera de alcanzar el poder, a nivel local al menos, es con el apoyo de grupos ideológica o históricamente opuestos a los movimientos populares. Estos grupos pueden tener registro electoral, o pueden ser organizaciones asociadas tradicionalmente al PRI, o bien grupos de poder que apoyan a políticos de este partido, en relaciones de beneficio mutuo, no siempre aplaudibles.

Así, el PRD llevó a la gubernatura de Guerrero al secretario de gobierno príista, que estaba en el poder cuando la matanza de Aguas Blancas. Ahora, se lleva a la gubernatura de Quintana Roo, a un exmilitante del PRI, que dejó de serlo porque no lo nombraron candidato a gobernador en el partido en el que militó por tantos años. En Veracruz, se lleva al poder a un miembro de la familia Yunes, que hasta hace unos meses era parte del PRI. En ambos casos, es el PAN el que lleva la mano y se cuelga las medallas y, es de suponerse, se quedará con la mayor parte de las posiciones de poder en esos gabinetes estatales. Triste paradoja: Quintana Roo lleva este nombre en honor de un gobernador socialista. Hoy el PRD apoya al partido de derecha a llevar la ideología príista a gobernar este estado.


Acostumbrados a la comodidad que les preserva sus privilegios, estos modernos “izquierdistas” ya planean cómo armar una alianza con el PAN para las elecciones del Estado de México en 2017 ¿Quién será el candidato de esta alianza izquierda-derecha? ¿Algún perredista? ¿Un panista renombrado? ¿O un príista del grupo de Eruviel Ávila? Dada la experiencia de éstas y otras ya pasadas elecciones, es muy probable que ocurra la última opción.  A el grupo Atlacomulco le toca su turno y querrá llevar a Del Mazo a alguien de su estructura a la gubernatura. No faltarán los príistas que, una vez relegados por su propio partido, reciban la oferta de candidatura por la “izquierda” moderna, aliada con la derecha. Cualquier parecido con el momento que un grupo de mexicanos viajaron a Europa para solicitar a Maximiliano que fuera emperador de México, no es simple coincidencia. Es que la gente aprende de la historia lo que conviene a sus intereses.