viernes, 26 de septiembre de 2008

Seguridad y telefonía en México

Hay un lugar común en las películas gringas de espías y policíacas. El malo marca a la víctima o al muchacho chicho para amedrentarlo o darle algunas instrucciones mal intencionadas. La parte buena no es muy honesta con el villano y tiene, bien a su lado o interviniendo su línea telefónica, a un experto en telefonía con el objetivo de conocer su ubicación y acudir con la fuerza de la justicia y del imperio a detenerlo. La gastada escena nutre su acción del juego entre el malo y el bueno en torno a la duración de la llamada. El villano trata de hacerla corta y el asesor tecnológico de la víctima o del héroe le pide que haga lo posible por extenderla de tal forma que alcancen a localizar el origen geográfico. En las películas con mayor presupuesto aparecen gráficas tipo mapamundi en las que se trazando la ruta de la llamada desde del destino casi hasta el origen. La regla de dedo de los cineastas hollywoodenses marca en un minuto el tiempo necesario para ubicar al maloso (Zedillo dixit).

Esta escena se invento en los años sesentas cuando, supongo, la tecnología telefónica estaba basada en relevadores y las centrales públicas no tenían tecnología de computación incorporada. Quizás esto le daba al lugar común un poco de verosimilitud. Sin embargo, se ha seguido usando hasta fechas recientes cuando la tecnología de conmutación de llamadas es completamente digital y se tiene tanto el origen de la llamada como la ruta completa desde antes que sea contestada. Podríamos permitir al directo de la película que el bueno conteste para asegurarse que del otro lado de la línea está una voz malvada. Eso sí, apenas verificada la identidad o el propósito de la llamada, no hace falta más tiempo para ubicar con precisión al villano.

Esto viene a cuento porque no en una película, sino en nuestra cotidianeidad se ha dado otro lugar común: el uso de los teléfonos para la ejecución de varias actividades delictivas como la extorsión, el secuestro y las amenazas. Sabemos de fuentes oficiales que muchas de estas llamadas provienen del interior de los reclusorios. De fuentes menos oficiales pero más confiables sabemos que la inmensa mayoría de estos delitos quedan impunes y que, ante el descontento generalizado, el gobierno mexicano ha decidido restringir más nuestras libertades ciudadanas para simular la intención de atrapar a los culpables. Los legisladores están proponiendo, no obligar a las empresas telefónicas a conservar y facilitar de manera ágil la información de las llamadas, sino e levantamiento de un padrón de usuarios de telefonía con todo y huella digital, en el caso de los teléfonos móviles. En otras palabras, nos van a pre-fichar por si algún día nos da por el secuestro o la extorsión. Incluso un diputado declaró que según la iniciativa de reforma a la Ley Federal de Telecomunicaciones, bastará con que alguien levante una denuncia en la que afirme que desde mi teléfono se le está molestando para que mi línea sea desconectada; en lenguaje llano, presunción de culpabilidad antes de la investigación.

Una visión superficial, tipo locutor de radio o de televisión, asociaría la propuesta a la ignorancia sempiterna de nuestra clase política. Por mi parte, creo que el asunto tiene otros vértices que debemos explorar: el tecnológico, el comercial y el sistémico. Acerca del primer tema tenemos lo siguiente:

  • Toda llamada que se cursa a través de redes públicas telefónicas, sean digitales o de Voz sobre IP, genera un registro en el que se almacena entre otros datos, el origen, el destino, la ruta que siguió, y los tiempos de establecimiento y de duración. Esta información, además de ser generada casi por omisión por las centrales públicas, es requerida por las regulaciones de todos los países y es de gran utilidad para la empresa prestadora del servicio. A partir de estos registros, llamados por lo regular Call Detail Records (CDR), se procesan las facturas, se descuentan los saldos de las tarjetas prepagadas y se obtienen estadísticas para balanceo y planeación de la red. Por estas razones, todas las empresas telefónicas los generan y los conservan por mucho tiempo. Un legislador propuso ayer con tibieza, y quizás con un poco de temor divino, que las empresas guarden estos datos por al menso un año. O no sabe como funcionan las empresa telefónicas, y entonces qué hace legislando sobre el tema, o es un simulacro, todo está pactado con las poderosas empresas de telecomunicaciones mexicanas, y solo se va a pedir lo que ellas ya tienen.
  • Si una persona recibe una llamada que pueda constituir o ser parte de un delito y da parte, la empresa telefónica puede informar rápidamente el número de origen y su ubicación geográfica. Si la llamada provino de un teléfono fijo, se puede tener la localización precisa permanente; si provino de un teléfono móvil, se puede determinar en que celda o célula (cell, su nombre original en inglés) de la red se encontraba al presunto delincuente al momento de la llamada, un área que puede ir de unos cientos de metros a cuando mucho algunos kilómetros cuadrados.
  • Si la llamada proviene de un teléfono público, una caseta, también es posible determinar con precisión el sitio de donde hizo la llamada. Aunque el delincuente intentara desplazarse muy rápidamente, no puede ir más veloz que un auto.
  • Todo lo anterior es posible con la tecnología que usan las empresas telefónicas hoy en día y, dado que hacen negocio con un bien público, se les puede obligar a proporcionar esta información de manera expedita a las autoridades, con los controles y seguridades aplicables.
Por lo que toca al tema comercial, todas las líneas telefónicas fijas están asociadas a una persona, física o moral, y a un domicilio físico. Por lo tanto, es posible saber, en cuestión de segundos el origen geográfico preciso de una llamada. Cierto es que queda abierta la posibilidad de que un número telefónico esté funcionando en un domicilio diferente al registrado por un problema en los proceso internos de actualización de Telmex, por negligencia de sus empleados, o por corrupción. Sin embargo, sabemos que esta empresa ya no es del gobierno, sino de la iniciativa privada y que este solo hecho, a decir de los panegíricos de las privatizaciones, la salva automáticamente de estos problemas.

Las líneas móviles en renta, también están asociadas a una persona moral o física que registra su domicilio fiscal en el contrato. En el caso de los teléfonos de prepago, la telefónica pide a los mayoristas, como prueba de venta, la garantía del equipo con los datos del usuario final. El mayorista debe pedirla a sus distribuidores, y estos a sus puntos de venta. Lo mismo debería aplicar para los chips SIM que contienen un número telefónico móvil. No ocurre así. La ambición y la demanda han obligado a que la distribución de los teléfonos de prepago se lleve a cabo en un esquema de red sin control efectivo, con muchas capas que pueden terminar en el comercio informal. Antes de pre-fichar a los usuarios de la llamada telefonía celular, podrían empezar por asegurar el cumplimiento de estos procedimientos.

Ahora que sí, como ha sido la tónica de los últimos gobiernos, les importa un comino la opinión de expertos y de ciudadanos, tendrán que incluir en la ley las soluciones a muchos escenarios como la clonación de números, mecanismos ágiles para denunciar el robo y los teléfonos en flotilla.
El último tema es el sistémico. Finalmente, ¿de qué sirven tantas leyes si los encargados de hacerlas cumplir forman parte con frecuencia de las bandas del crimen organizado, a al menos han llegado a un estadio de convivencia pacífica con los delincuentes? La mayor parte de las llamadas de extorsión provienen de sitios controlados por la autoridad, las cárceles ¿Por qué no hay dispositivos que bloqueen las llamadas de teléfonos móviles en esos lugares? ¿Cómo entran tantos celulares a las prisiones?

La propuesta tiene un objetivo inmediato para beneficio de los gobernantes sin perjudicar a los operadores telefónicos: aparecer en los medios y de esta manera posicionarse para las elecciones del año próximo. Éste, ya ni nos sorprende. Pero el otro, el de mediano plazo, es el peligroso. Se trata de utilizar la coyuntura política para restringir más las garantías individuales de la población. El objetivo trascendente es contar con una base de datos de las huellas dactilares de los usuarios de telefonía móvil más allá de las gubernamentales, como la del IFE.

Un poco de reflexión nos lleva a entender que semejante base poco ayudaría a resolver los crímenes telefónicos. Hoy, con o sin RENAVE, todos los autos tienen asociado un propietario y un domicilio; por supuesto que los delincuentes no son tan estúpidos para asaltar un banco a bordo de su propio vehículo, roban uno horas antes. Y de todos modos, los sicarios del narcotráfico se mueven por todo el país en caravanas de camionetas de lujo con y sin placas sin que ningún policía o soldado los detenga; ¿será diferente con los teléfonos?

Sería más efectivo utilizar la tecnología de los proveedores de telefonía para ubicar en segundos dentro de áreas muy pequeñas a los que están utilizando un teléfono, registrado a nombre de quien sea, para cometer un delito. Si no lo hace el gobierno, es porque tiene motivos más poderosos que nuestra seguridad.

domingo, 21 de septiembre de 2008

Estatus de la Violencia en México

A tres meses de la tragedia ocurrida durante un operativo policial en el antro “News Dive” y en medio del baño de sangre en que Calderón ha sumido a México por una supuesta guerra contra el narcotráfico, cabe reflexionar sobre el estatus de la violencia legal y no dentro del país.

Uno. En la Ciudad de México, un gobierno que se dice de izquierda pero admira las tácticas represivas que promovió en su momento un alcalde conservador en Nueva York, emprende operativos para “salvar” a los jóvenes de las drogas. De esta manera, los jóvenes son víctimas por ambos flancos; por un lado, los narcotraficantes les venden drogas sintéticas altamente adictivas y por otro, los policías los extorsionan por hacerlo, pretender hacerlo o simplemente parecer que lo hacen. En suma, por ser jóvenes. En el caso de esta tragedia evitable los medios masivos de difusión (que sólo por un abuso del lenguaje pueden denominarse de comunicación) pasaron de linchar primero al dueño del antro que vive de sembrar el alcoholismo entre sus clientes, luego a la policía y un poco a las autoridades locales. Claro que no faltó la mentalidad conservadora que echó la culpa a los jóvenes por estar ahí, y a sus padres por no amarrarlos con la firmaza suficiente a la pata del sillón de la sala de estar (viendo televisión).

Los testimonios de los sobrevivientes y las imágenes profusamente transmitidas por los noticieros y por los sitios web de los periódicos contaron historias que a los viejos nos son familiares. Policías atacando a los jóvenes que buscaban salir, autoridades dialogando con el dueño del lupanar, perversos tomando fotos a jovencitas desnudas. Muerte de jóvenes, cárcel a los ejecutores directos y libertad a los responsables intelectuales. Para completar el nostálgico cuadro un delegado, un jefe de policía y otros funcionarios que ahora no tienen responsabilidad de lo que hacen sus subalternos mientras sus acarreados defienden, sin ser jueces ni tener elementos de juicio, al delegado para de esa manera poder conservar los espacios que han robado a la ciudadanía como vendedores ambulantes. Así, ni quien extrañe los tiempos del PRI.

Dos. En Morelia dos granadas matan a 8 personas y hieren a otras cien en medio de la tradicional verbena popular, apenas unos días después de que una veintena de albañiles fueron ejecutados y tirados en La Marquesa. Por cierto, en este primer caso los medios masivos de difusión se apresuraron a calificar a los difuntos, sin pruebas fehacientes, de “narcomenudistas”. Si bien la violencia relacionada al narcotráfico y a la delincuencia organizada ya había tocado población civil con los asaltos, secuestros, extorsiones y fabricación de culpables ejecutados por delincuentes, policías y soldados de uno u otro bando (o de ambos), ahora ha rebasado los límites de los contendientes armados para atacar de manera abierta a la ciudadanía común y desarmada.

El presidente legal, que la tercera parte de los electores no acepta como legítimo, aprovecha las muertes civiles para pegarle a sus contrincantes políticos por no aceptar sus propuestas económicas, específicamente las de índole petrolera, llegando al extremo de poner en la misma cesta a los criminales autores del atentado en Morelia, a sus opositores políticos y a la población que no se alinea con su desorientada guerra. Según su extraña visión, los ciudadanos que con justificado miedo no denuncian a los delincuentes, son cómplices de ellos; y aún más, son traidores de la patria, como si estuviéramos en una guerra internacional.

¿Qué puede seguir a esto? Los legisladores federales ya se apuraron y presentaron, junto con el presidente de la República, iniciativas de ley que endurecen las penas que, dada la sospechosa mediocridad con que son elaboradas las averiguaciones previas y la generosidad que actúan los jueces, con muy poca probabilidad serán purgadas por los delincuentes. También se reduce el presupueste en materia de agricultura y de comunicaciones para acrecentar el de seguridad. Es decir, el mismo medicamento pero con una dosis más fuerte; no ha sido efectivo en lo absoluto sino todo lo contrario, pero de manera contumaz hay que incrementarlo. Hay elecciones el año que viene y si se que quedan atrás en este tema, no salen en la tele.

Por lo que tocaría a medidas para combatir la impunidad, la estructura financiera del crimen organizado, la corrupción sistémica en las policías y ya no tan esporádica en el ejército y a mejorar la educación y las condiciones sociales del pueblo para reducir las listas de reclutamiento del crimen organizado, no son negocio para los mercenarios ni sirven para apuntalar un régimen sin legitimidad y con tendencia al fascismo.

jueves, 18 de septiembre de 2008

“Taxistas” Agreden a Ciudadanos y Policías en Ecatepec

En un blog pasado hacía unas recomendaciones a los automovilistas que nos visitan de otros estados de la república y que tienen la necesidad de cruzar por la ex hacienda de Berriozábal, que si bien ha cambiado su nombre a Coacalco, no ha perdido esa mística de encomienda que permite al capataz, hoy presidente municipal, y sus secuaces, hoy policías, imponerse sobre los derechos de quienes tienen la malfortuna de cruzarse en su camino. Debo admitir que las recomendaciones rayaban en obvios sarcasmos, pero por desgracia están basadas en hechos reales.

Una de ellas indicaba olvidarse del cómodo automóvil nuevo y subirse en “una camioneta de carga habilitada con unas tablas para el transporte infrahumano, pintada de blanco, con distintivos de alguna agrupación de colectivos, TUMAC y Transportes Victoria son buenas opciones.” Para reforzar la seguridad se le recomendaba al conductor: “Quítele placas y cualquier calcomanía que identifique al vehículo, deje su licencia de conductor en casa” Si alguien piensa que exagero y no desea arriesgarse a visitar la tierra de Peña Nieto, basta que en el entronque de la autopista y de la carretera libre a Pachuca, cuente la cantidad de colectivas que circulan sin placas. Si adicionalmente el conteo se realiza a las 7:00 de la mañana, también hallará varios accidentes automovilísticos ocurridas a las vertiginosas velocidades del embotellamiento matutino; le será muy difícil encontrar uno en que no esté involucrada una camioneta colectiva.

Después en otro blog sobre el inminente aumento de tarifas de transporte colectivo en el Estado de México, advertía sobre el riesgo de permitir tanta impunidad a los miembros de TUMAC, Transportes Victoria y demás pandillas de transportistas. Después de notar que no les pasa nada por manejar como animales y de golpear otros automóviles y uno que otro pasajero, pueden pensar que tampoco serán castigados por conducir drogados, ebrios o al menos sarazos. Más allá, las calles les pertenecen; bloquean las avenidas desquiciando el tráfico sin que ningún locutor de Televisa se indigne como cuando los seguidores de López Obrador tomaron el Paseo de la Reforma, se paran donde se les antoja, instalan sus terminales (“bases”, les dicen ellos de manera por demás patética, como si fueran pilotos aéreos) en donde les place robando espacios a los ciudadanos; porque ellos son “la ley”.

Así que el día de hoy, un grupo de 200 pandilleros, autodenominados “taxistas”, y abanderados por una organización eminentemente clientelar que se atreve a llevar el nombre del Caudillo del Sur, Emiliano Zapata, y por otra antes referida, TUMAC, agredieron a los ciudadanos coartándoles el derecho al libre tránsito sobre una de las principales avenidas de Ecatepec. Pero como no son una organización de trabajadores del volante, sino una pandilla, también ejercieron una vendetta contra los policías que acudieron al lugar en el que ellos protagonizaban su desmán. Golpearon a los policías, destruyeron las patrullas y robaron una pistola, ejecutando una venganza porque al decir sus líderes fueron reprimidos por policías durante la víspera por oponerse a unas obras municipales en la colonia que lleva el nombre de un luchador por la paz, Sergio Méndez Arceo. No afirman que fueron reprimidos específicamente por los policías que ayer salieron lesionados, pero da igual; “para que aprendan”, dicen los mensajes de otros mafiosos. De acuerdo a su lógica pandilleril, el objetivo no es castigar a quien hizo el mal, suponiendo sin conceder que así ocurrió, sino encontrar quién lo pague. Una forma nada ortodoxa pero muy difundida de “justicia”.

Grupos de choque, medios para el acarreo y para el fraude electoral; pandillas de delincuentes protegidos por los políticos priístas que, otrora en el PRI y hoy tanto en este partido como en otros, buscan imaginarios bancos de votos. ¿Algún día dejaran que verdaderos trabajadores y empresarios provean el servicio o seguiremos siendo sus victimas cautivas los millones de habitantes sin auto que habitamos la periferia de la ciudad? ¡Pero qué pregunta más inocente! El año que viene hay elecciones. Antes que castigados, los veo consentidos por políticos priístas necesitados de votos, de acarreados; y quizás de golpeadores.

Referencias:
1. El Universal; “Hiere turba de taxistas a tres policías en Ecatepec”. http://www.eluniversal.com.mx/notas/539407.html
2. La Jornada; “Ecatepec: 4 policías heridos al enfrentarse a transportistas”; http://www.jornada.unam.mx/ultimas/2008/09/18/mas-de-200-choferes-arremeten-contra-policia-de-ecatepec