jueves, 29 de octubre de 2009

Los extraños cálculos financieros de Felipe Calderón

La edición de hoy, Martes 27 de octubre de 2009, de La Jornada da a conocer los documentos Informe de la desincorporación mediante extinción del organismo descentralizado Luz y Fuerza del Centro, y Diagnóstico de Luz y Fuerza. A pesar de que los documentos tienen una clara tendencia a culpar a los trabajadores de la quiebra no declarada de esta entidad, no pueden evitar mencionar que la mayor proporción de los costos de la empresa caía no en la nómina, sino en su proveedor más importante, que resulta ser otra empresa del mismo dueño: la Comisión Federal de Electricidad. La facturación de este proveedor ascendía a más de 100,000 millones de Pesos y, dado que por decisión del mismo dueño, Luz y Fuerza del Centro debía vender la energía a él comprada a un precio notablemente inferior, había una pérdida de cerca de 40,000 millones de Pesos. En números fríos: lo que CFE facturaba en 1.38 Pesos, Luz y Fuerza lo vendía en 0.98 Pesos a los usuarios comunes, y en 0.45 Pesos a los clientes preferenciales . La rentabilidad de estas operaciones era, para efectos prácticos, cuasi-lineal con una pendiente negativa; en lenguaje llano: a mayores ventas, mayores pérdidas. Suena absurdo, sino que estúpido, para un gobierno que representa a los empresarios y que supuestamente se guía con un lógica de rentabilidad económica.

No obstante, la historia tiende a repetirse cuando los protagonistas no la conocen y mucho menos ejercen su papel histórico. En los años cincuentas les tocó a los ferrocarriles; tampoco eran negocio. Solamente que el sindicato de ferrocarrileros, encabezado por el admirable Demetrio Vallejo, descubrió la razón de falta de rentabilidad: a las compañías mineras privadas (extranjeras en su mayoría) se les cobraba el transporte a una tarifa por debajo del costo. También se establecía una función lineal decreciente: a mayores ventas, más grandes las pérdidas. El sindicato, más preocupado que el dueño por la rentabilidad de la empresa, propuso que el gobierno (el pueblo) no subsidiara mas a estos empresarios que no únicamente saqueaban nuestro subsuelo, sino que además eran beneficiados por tarifas de transporte incosteables. No tengo duda alguna de que esta propuesta, junto con las prestaciones y condiciones dignas de trabajo que Vallejo buscó para los trabajadores ferrocarrileros, lo llevaron a la cárcel por más de 11 años.

Sobre este particular queda una pregunta en el aire: suponiendo que el gobierno tiene éxito en su objetivo de desaparecer a Luz y Fuerza (cosa probable mas no segura, dada la resistencia social que ha encontrado y los defectos jurídicos de la acción misma), ¿qué va a pasar con las tarifas preferenciales que Luz y Fuerza ofrecía a sus clientes preferenciales? ¿Se las actualizará la Comisión Federal de Electricidad en el siguiente recibo? Partiendo del supuesto de que al CFE, por ser “una empresa eficiente y de clase mundial”, obtuviera un margen de 20% con la venta de energía a LyF (107 millones de Pesos), sus costos andarían cerca de 85,600 millones. Para que LyF perdiera 40,000 millones en esas transacciones, no pudo haberlas facturado en más de 77,000 millones de Pesos. ¿Quiere decir que ahora la CFE va a incrementar las tarifas a esos clientes consentidos al menos en un 15% para no salir tan afectada? ¿O la CFE va a tomar un negocio al que antes la ganaba más de 20,000 millones para ahora tener una pérdida superior a los 8,000? ¡No vaya a ser que después también resulte incosteable y tengamos que venderla a la iniciativa privada!

Adicionalmente, el dueño de Luz y Fuerza había decidido otorgar crédito a determinadas cuentas preferenciales. El resultado actual es que a Luz Fuerza sus clientes principales le adeudan más de 12,000 millones de Pesos. Nuevamente la pregunta: ¿CFE va a cobrar esos adeudos en un plazo menor a un año? O ¿los va a renegociar para que esos clientes consentidos paguen como buenamente vayan pudiendo? Sabiendo la identidad de esos clientes, mucho me temo que la opción que tomará la CFE será ésta última.

Sumados a las pérdidas ocasionadas por el absurdo (desde el punto de vista de rentabilidad monetaria, empresarial) de vender la energía a un precio menor al que se adquiere, suman más 50,000 millones Pesos; muchos más de los famosos 40,000 millones que, según Calderón, obligaron al gobierno a extinguir la empresa.

Y ya con la calculadora en la mano, podemos considerar las generosas liquidaciones con premio para los cedan más rápido a la presión económica y/o a la codicia. Para evitar perder 40,000 millones, el gobierno está dispuesto a erogar entre 20,000 y 30,000 en liquidar a los trabajadores de LyF. Añadimos adeudos de clientes consentidos (12,000 millones), pues no veo ese pago en el horizonte cercano, y la pérdida que asumiría la CFE al tomar el pésimo negocio de LyF (8,000 millones) y nos acercamos a la nada deleznable cantidad de 50,000 millones de Pesos. ¿Gasto 50 para no perder 40? ¿Dónde está el beneficio financiero de la operación? ¿Cuánto ganamos los contribuyentes por la pérdida de una de nuestras empresas? ¿Menos 10,000 millones de Pesos? ¡Vaya cálculo de altas finanzas!