martes, 10 de julio de 2007

Universidades, ¿formadoras o informadoras?

LAS UNIVERSIDADES, INSTITUCIONES DE FORMACIÓN O DE INFORMACIÓN PROFESIONAL.

CASO DE LAS CARRERAS DEL ÁREA DE LA TECNOLOGÍA DE INFORMACIÓN

(Ponencia presentada por el autor en el
Encuentro Docente de la Universidad del Valle de México,
Campus Hispano, en abril de 2006)

Introducción.

Hace algunos meses, durante un encuentro con egresados de esta universidad en el área de sistemas e informática, escuché a los muchachos decir que les hubiera gustado que durante su carrera, les hubieran enseñado más herramientas comerciales; que llegando al escenario laboral, ellos y ellas no conocían los productos de moda en el mercado de informática. No es la única escuela que ha recibido esta queja, profesionales de otras instituciones tienen opiniones seimilares. Luego, tal parece que las escuelas deben decidir entre enseñar las bases que les permitan utilizar diversas herramientas, con un costo de aprendizaje fuera de la escuela, o el uso de herramientas comerciales que les faciliten su inserción en el mercado de trabajo, especializándolos en marcas particulares.

Lo que está a discusión es la posibilidad de que las universidades trasladen parte del esfuerzo en la formación de sus profesionales para informarles como manejar las herramientas con mayor incidencia en el mercado laboral. Con la oferta de carreras universitarias de tres años, es posible que de tomar este enfoque, el porcentaje de información vaya consumiendo mucho del correspondiente a formación.

La intención de este trabajo es plantear la problemática que enfrentan las instituciones de educación superior en la educación de profesionales en el área de la tecnología de información, considerándolas proveedoras tanto de un servicio crítico para sus alumnos, como de recursos humanos para el país. Para ello, analizaremos el contexto de la tecnología de información en México, basándonos en los resultados de algunos los pocos estudios que se han realizado sobre este tema.


Antecedentes

México es un país que entró a la era de la información, y continúa en ella sin una estrategia definida para aprovechar la tecnología y obtener beneficios de su potencial en esta área del conocimiento. Hasta la década de los setentas, los requerimientos del mercado laboral en el sistemas fueron cubiertos por profesionales de áreas afines, como ingenieros, matemáticos, actuarios y físicos; incluso, el grueso de la planta laboral estaba formado por técnicos con estudios de bachillerato y preparación técnica orientada a productos de marcas particulares. La carencia de profesionales fue benéfica para la planta laboral, que podían exigir salarios altos, cambiar de trabajo y aún contratarse en dos organizaciones, si sus turnos se los permitían. Sin embargo, también trajo aparejada una falta de disciplina, un atraso en metodologías y un retardo en la profesionalización de esta actividad. No sólo había movilidad sino también retraso tecnológico, ineficiencia y baja calidad, lo que ha acentuado un fenómeno generalizado: la percepción de la tecnología de información como un gasto necesario y no como una inversión.

En parte para mejorar esta situación y para profesionalizar esta actividad, a fines de los setentas, las universidades públicas y privadas empezaron a ofrecer una currícula específica para la tecnología de información. La idea fundamental era que México no se quedara fuera de la tendencia que estaba avasallando en los países desarrollados. Pero cuando se estaban titulando los primeros profesionales de estas nuevas carreras, el modelo económico de México[1] comenzó a mostrar problemas y el futuro ya no parecía tan promisorio para los egresados de tecnología de información; de hecho, el mismo fenómeno se dio para el resto de las carreras profesionales en México.

Providencialmente, esto coincidió con la primera crisis en la industria del software en EE UU, según anota Edgard Yourdon, el padre del diseño estructurado, en su libro “Decline and Fall of the American Programmer[2]. Las empresas norteamericanas no estaban a gusto con el desarrollo de software en su propio suelo, por lo que se abría la posibilidad de encargar su construcción a empresas establecidas en otros países. A diferencia de otros productos en los que EE UU también había perdido la delantera, el software es un producto con un bajo costo de transporte: una cinta magnética, un disco flexible, un CD-ROM o hasta la Internet primitiva y sin gráficas aran medios muy baratos para llevar el software de un lado a otro. Desde la perspectiva de negocios, era conveniente para los EE UU maquilar el software en otros países. Una oportunidad se abría porque ellos necesitaban un proveedor de software, México tenía una gran reserva de capital humano profesional a causa la crisis económica, la cercanía facilitaba la comunicación y la diferencia cultural era menor que con otros países. Lo único que necesitaba México era una estrategia nacional de tecnología de información, como en su momento lo plantearon algunos académicos y empresarios[3], que impulsara la creación y desarrollo de fábricas de software.

No obstante, si acaso hubo una estrategia para esta industria a finales de los ochentas, inicios de los noventas fue la de “aprovechar la tecnología desarrollada por otros”, como hoy de manera contumaz siguen pregonando algunos locutores de televisión metidos a economistas. De esta manera, México les cedió la oportunidad a países geográficamente más alejados como Israel, Irlanda y la India, que sí la aprovecharon y hoy cuentan con industrias de software muy sólidas. En cambio, nosotros hoy somos consumidores y no exportadores de software.


Contexto

Nuestros profesionales en tecnología de información se han convertido en usuarios y operadores de la tecnología que, a falta de desarrollos propios, tenemos que importar. Y entonces un requisito típico para conseguir empleo es la certificación en tal o cual herramienta específica: Microsoft.Net, SAP, CCNE, y las que se vayan agregando. En general, no contamos con una industria propiamente dicha de tecnología de información; lo que tenemos son las subsidiarias de los propietarios de la tecnología y algunas consultorías que en muy pocos casos rebasan los cincuenta empleados y luchan por proveer servicios y soluciones al mercado nacional, utilizando tecnologías desarrolladas en otros países. Los casos de exportación de tecnología, si bien son meritorios, son contados y su peso económico es insignificante frente al costo de las importaciones en el mismo rubro.

En este contexto, no es raro que México sea magro en investigaciones sobre el mercado laboral de tecnología de información. Para poder darnos una idea de lo que está pasando en nuestro país con la tecnología de información, de tal manera que las universidades cuenten con elementos para tomar decisiones en torno a la queja de los egresados que abre este trabajo, nos referiremos a 4 de estos estudios.

La revista “Software Guru” realizó el año pasado una encuesta sobre los salarios percibidos por los profesionales de la tecnología de información, de la que se desprenden algunas observaciones importantes:

· Los salarios más altos siguen siendo pagados a los profesionales que manejan herramientas tradicionales orientadas al mercado corporativo, como es el caso de Cobol. Le siguen Perl y Java, que tienen muy cerca a ASP, C# y SQL. Lo mismo se puede decir de los manejadores de bases de datos, donde los conocimientos en marcas tradicionales se pagan mejor que las novedades.

· Curiosamente, entre las certificaciones la mejor pagada no se refiere a una herramienta de moda, sino a una metodología: la administración de proyectos, Project Management Ptofessional, del PMI. Le siguen SAP y las relativas a la administración de sistemas y bases de datos para el mercado corporativo.

· Un reflejo de la incapacidad de nuestro país para producir tecnología se refleja en el comparativo de sueldos por función, en el que vemos como la labor de ventas es la más redituable después de dirección, junto con la de consultoría, a su vez apenas rebasada por la gerencial. Los más de los vendedores no ofrecen tecnología nacional sino licencias y cajas de tecnología importada; y en el mejor de los casos, servicios relacionados a estos productos.

· Por lo que toca a las percepciones, la diferencia de salario entre un universitario titulado y un técnico es de cerca del 30%..

Por su parte la Secretaría de Economía encargó a la Universidad Autónoma Metropolitana la realización de estudio del mercado laboral de tecnología de información, particularmente en el área de software. En él, a partir del estatus actual de la industria y de las perspectivas de crecimiento de la economía mexicana, se construyen dos escenarios para el futuro, uno conservador y otro optimista. En el escenario optimista, México requerirá para 2014, 750,000 profesionales de software, de los que el 65% estará laborando en la industria de software y el resto en las empresas usuarias, lo que indica una tendencia hacía el adelgazamiento de estas áreas dentro de las empresas. Sin embargo, a nivel tecnología de información, se prevé una diferencia negativa entre la demanda y oferta de profesionales en esta área. Y esto considerando que actualmente la cobertura a nivel licenciatura en general es de sólo 18.3% en el país, según datos del Ceneval. En el escenario conservador esta brecha se incrementa notablemente.

Por otra parte, sorprende del estudio de la UAM, que mientras las ofertas de empleo solicitan preparación académica universitaria, las empresas contratan un porcentaje muy alto de técnicos sin licenciatura ni estudios adicionales tan sólo porque tienen las habilidades particulares que ellas necesitan (44.6%) de manera inmediata, lo que nos habla de un problema endémico de la industria nacional: la ausencia casi total de estrategias de tecnología de información. De hecho, el 35% de los empleados de tecnología de información tienen preparación académica de técnico de nivel medio superior, contra 27% de empleados con licenciatura.

Por lo que toca al mercado de tecnología de información, un estudio realizado por la empresa Select para la Secretaría de Economía, y difundido por la Asociación Mexicana de la Industria de la Tecnología de Información, indica que las oportunidades para la oferta de soluciones están más del lado de las pequeñas empresas que de los grandes corporativos, debido básicamente a su falta de cultura informática y a la poca atención que han recibido tanto del gobierno como los proveedores de tecnología de información. El número de empresas pequeñas y medianas en México es apabullante, requieren con urgencia soluciones tecnológicas que las hagan eficientes y competitivas, y son críticas para la economía nacional pues son las principales proveedoras de empleos. En cambio, las cuentas de las grandes empresas son disputadas férreamente por las marcas extranjeras y sus representantes, a la vez que estas empresas, por cuestiones de gobernabilidad informática o por políticas corporativas, prefieren productos con presencia en el segmento corporativo.

Las escuelas han estado respondiendo a esta situación en condiciones muy difíciles. El boom de la educación privada invitó a una cantidad enorme de competidores, algunos de ellos sin los recursos humanos, intelectuales y materiales necesarios. Como fruto de esta competencia, los tiempos de las carreras se han reducido hasta tres años y una visión inmediatista es la que orienta muchos de los cursos.

Como resultado, encontramos que los universitarios egresan con más conocimientos de herramientas particulares que fundamentos teóricos, lo que a primera vista no suena tan mal, pues quiere decir que la búsqueda de empleo les será más fácil. El problema es que nadie puede garantizar que el producto que ellos aprendieron a manejar durante la carrera, siga vigente para cuando estén en el mercado laboral; tal fue el caso de VisualBasic 6.0, impartido en muchas escuelas y que Microsoft desplazó por VisualBasic .Net y Visual C# .Net. Para agravar las cosas, muchas escuelas de baja calidad imparten productos que ya son obsoletos, sea por falta de recursos o de actualización profesional de sus profesores. En todo caso, la mayor parte de las escuelas enseña el uso de las mismas herramientas, las que parecen tener más éxito en el presente; lo que incrementa la oferta de profesionales que manejan el mismo producto. En un contexto de desempleo y subempleo profesional, el incremento de la oferta de profesionales que manejan la misma herramienta sirve para abaratar aún más los salarios.

Por otra parte está la escasa, a veces nula, formación humanística con que egresan los estudiantes, lo que les dificulta enfrentar los diversos esquemas culturales que van a encontrar en su ejercicio profesional, y entender los distintos modelos de negocio de las empresas mexicanas y extranjeras. Salvo algunas excepciones, el manejo del idioma inglés también es un lastre que los obliga a utilizar materiales con años de antigüedad[4] y los aleja de oportunidades de negocios internacionales.


Conclusiones

Paradójicamente, la tecnología de información es una de las ramas con niveles más bajos de desempleo y de su alias estadístico, el subempleo. Una encuesta reciente realizada por la American Chamber of Commerce y publicada por El Financiero, indica que uno entre los pocos puestos que han duplicado sus ingresos reales, están los analista programador, gerente de sistemas, jefe de análisis y programación, y operación de redes.

Además, México sigue siendo teniendo un enorme potencial a los ojos de los clientes norteamericanos de fábricas de software más allá de sus fronteras. La revista CIO, en su número del 15 de julio de 2004 nos coloca como uno de los países donde es confiable encargar este tipo de proyectos (off-shore). Curiosamente el potencial está en el manejo de las nuevas tecnologías, como Java y .Net. La ventaja es el conocimiento de nuestros profesionales en las herramientas más recientes, contrario a la tendencia de las empresas mexicanas de pagar más por habilidades en herramientas menos novedosas. Cabe mencionar que además de la cara y deficiente infraestructura de telecomunicaciones, para esta publicación la desventaja más grande de México es todavía la corrupción gubernamental.

Como podemos observar, las oportunidades internas están muy restringidas por el lento avance de la economía y la conservadora visión tecnológica de las empresas en México, que se refleja en las estructuras de sueldos en el área de informática. Las oportunidades para los egresados están cada vez menos en estas compañías y más en las siguientes áreas:

· La consultoría orientada a las empresas más pequeñas, que son numerosas, están en seria desventaja en lo que toca a la tecnología de información, y requieren de estos servicios para alcanzar niveles de eficiencia que asegure su supervivencia, crecimiento y competitividad. No es gratuito que las grandes empresas de tecnología estén mirando a ellas: Microsoft con sistemas integrales o mini-ERPs, IBM con versiones baratas (Express) de sus productos, y Cisco con la oferta de dispositivos de baja capacidad (Linksys). Pero estas grandes empresas no están interesadas en la parte de servicios para la pequeña empresa, sino solo en la venta de licencias y cajas, lo que deja esta parte como nicho de oportunidad para los egresados. Pero esto implica que además de sus conocimientos técnicos, deben estar listos para enfrentar condiciones muy distintas, necesidades diferentes y para ofrecer soluciones creativas y novedosas, aprovechando toda la gama de productos y tecnologías de información, en un contexto de recursos financieros astringentes.

· El offshoring, o maquila de software en fábricas nacionales bien organizadas, con metodologías auditables. Las certificaciones de más peso para los clientes, no son las de herramientas (aunque siguen siendo indispensables), sino las de metodologías de trabajo: CMMI, PMI, entre otras. A menos que las fábricas de software consigan contratos basados en tiempos y no en proyectos, algo ciertamente improbable, tendrán que contar con la habilidad para manejar varias herramientas de desarrollo de software. Por supuesto que en este contexto, tanto el manejo completo del idioma inglés, como la facilidad de entender diversos esquemas culturales y de negocio son requisitos indispensables para el éxito.

Claro que muchos de los egresados obtendrán puestos que les exijan y a la vez les den la oportunidad de certificarse y tornarse especialistas en los productos líderes del mercado: Microsoft VisualStudio.Net, Cisco, Oracle, SAP, IBM DB2, y algunos no tan sonados. Sin embargo, ni siquiera ellos saben al momento de estar cursando su carrera, cuál será ese producto.


Recomendaciones

Debemos dotar a los estudiantes de la habilidad de manejar diferentes esquemas y modelos; tanto en la parte de herramientas, como en la metodologías específicas de trabajo, como en la de condiciones culturales y de negocio que deberán enfrentar. Las universidades deben formarles la capacidad de manejar cualquier herramienta o metodología que la industria de tecnología de información ofrezca. Esto implica una preponderancia de los fundamentos sobre las herramientas particulares.

El manejo del idioma inglés no debe ser sólo una asignatura aparte de la currícula, clases a las que asisten para acreditar un examen; sino que debe estar integrada en la cotidianeidad de la carrera. Materiales, fuentes, prácticas deben de manejarse cada vez más en inglés; además de acostumbrarlos a su manejo, les damos acceso a conocimientos más recientes.

La parte humanística no debe ser descuidada en aras de la reducción en el tiempo para cursar la carrera. De ahí saldrá su capacidad para enfrentar situaciones culturales y modos de hacer negocio muy diferentes entre sí.

En todo caso y con la finalidad de armarlos con los conocimientos que el mercado laboral exige, las universidades pueden ofrecer cursos de actualización y diplomados. Y en ese caso, no sólo sobre productos sino también sobre certificaciones de metodologías, que son más valoradas por el mercado laboral, como CMMI y PMP.

Frente a la definición humorística de especialista: “aquel que sabe cada vez más, de cada vez menos”; quizás el reto más frecuente en el futuro será: poder manejar cada vez más diferentes ambientes culturales y de negocio con cada vez más herramientas y metodologías.

Por supuesto que esta propuesta está basada en una visión a largo plazo, que busca habilitar a México para convertirse en un país exportador de software, con la capacidad de generar tecnología propia y de satisfacer las necesidades internas para apoyar el desarrollo económico del país.

Muchos de nuestros compañeros pueden considerar válido el preparar a los estudiantes para el futuro inmediato y proveerles la información que le será de utilidad en la obtención de un empleo bien remunerado. Finalmente, al menos en el caso de las instituciones privadas, los estudiantes son clientes que están pagando y en general están buscando la forma de conseguir un ingreso atractivo en el futuro. Los empleadores también agradecerían el poder contar con profesionales que ya no sea necesario capacitar, pues vienen de la escuela con el conocimiento específico que se requiere; podría ser vista como una forma de acercar más la universidad a la industria.

Por mi parte, prefiero pensar que las universidades trabajan más para la sociedad en su conjunto y para el futuro del país, que ahorrándoles a las empresas algunos cursos de capacitación; actualmente, el caso de los estudios adicionales a la licenciatura que realizan los profesionales de tecnología de información, sólo el 0.8% corresponde a capacitación empresarial.

Prefiero a las universidades formadoras que informadoras, más habilitadoras que capacitadoras. Por ahora me conformo con que esta ponencia despierte alguna polémica entre mis compañeros académicos. Ambas soluciones son posibles; espero que encontremos una que convenga a todos: estudiantes, industria y México.


Referencias

  1. Ahumada Rivera, Sergio; “Identificación de Nichos de Actividad Económica con Potencial de Adopción de Tecnologías de Información”; Servicios de Estrategia en Electrónica, S.A. de C.V. / Secretaría de Economía; Septiembre de 2003; disponible en formato PDF:

http://www.software.net.mx/desarrolladores/prosoft/Estudios/nichosMercado.htm

  1. Datz, Todd; “Outsourcing World Tour 2004”; CIO Magazine, Jul 15, 2004; CXO Media, Inc.; URL: http://www.cio.com/archive/071504/guide.html
  2. “Encuesta de Salarios 2005”; Software Guru, Noviembre-Diciembre 2005; Brainworkx, S.A de C.V.
  3. Saldaña, Ivette;”Aumentan cien por ciento salarios de directivos”; El Financiero, Martes 4 de abril de 2006; México; El Financiero, S.A. de C.V.
  4. Servín Magaña Rosalía; “Baja cobertura, realidad en educación superior”; El Financiero, Viernes 28 de abril de 2006 México; El Financiero, S.A. de C.V.

6. Universidad Autónoma Metropolitana; “Estudio para Determinar la Cantidad y Calidad de Recursos Humanos Necesarios para el Desarrollo de la Industria de Software en México”; Secretaría de Economía; Noviembre de 2004; disponible en formato PDF:

http://www.software.net.mx/desarrolladores/prosoft/Estudios/estudio_rh.htm

  1. Yourdon, Edward; “Decline and Fall of the American Programmer”; Yourdon Press Computer / Prentice Hall; 1993


[1] Modelo Económico de Desarrollo Sustentable, iniciado por el Presidente Miguel Alemán Valdez en la década de los cuarentas.

[2] “According to Edward Yourdon, software development may soon move out of the U.S. into software factories in a dozen countries unless U.S. software organizations exploit the key software technologies examined in this new publication.”. Leyenda en la cubierta posterior del libro.

[3] Gerardo Botello, Director General de IBM de México, entre ellos

[4] En tecnología de información, un año de desactualización equivale a una década en otras.

[5] Para darnos una idea, la UNAM había preparado al 3.6 % de los profesionales de TI a esas fechas.

lunes, 2 de julio de 2007

Mano dura

Cuando inició el presente sexenio y Felipe Calderón buscó en la fuerza la legitimidad que no había logrado obtener de las elecciones, muchos de quienes lo apoyaban (y que seis años antes apoyaron a Vicente Fox) aplaudieron sus acciones con mensajes del tipo “éste sí tiene pantalones”, denostando de paso a su ídolo anterior que pasó, a los ojos de sus votantes, de azote de “tepocatas y víboras prietas” a ser un pusilánime, tibio y cobarde.

Por su parte, Calderón no pudo (o no le importó) demostrar a trece millones de ciudadanos que él ganó las elecciones. Recordemos el argumento vacío y repetido hasta la nausea de que López Obrador era un “peligro para México” y que en consecuencia cualquier acción, legal o ilegal, ética o no, era justificada para impedirle el acceso a la presidencia de la república. En perfecta consonancia con este sofisma, Felipe Calderón no cree que tenga que demostrar si ganó o no las elecciones; se logró conjurar el “peligro” y ahora se trata de justificar de facto su permanencia en el puesto. Así que emprendió la represión contra la APPO, amplió en la práctica el fuero castrense (gastritis en lugar de violaciones, antes de cualquier parte médico) y su poder sobre la ciudadanía, e inició una guerra perdida de antemano con el ejército del narcotráfico.

Si algo me maravilla de la sociedad mexicana es su capacidad de mirar las cosas grises de color morado; es decir de interpretar los hechos en sentidos diferentes a la evidencia. Quizás se consecuencia del fracaso educativo y manifieste que nunca aprendimos nada del método científico y otras herejías del mundo moderno. El caso es que un señor al que le debo más risas que corajes por sus chistes involuntarios, no tuvo el “valor” de reprimir a la APPO (aunque vale recordar que de todos los conflictos sociales que le tocaron, todos terminaron con tiros y defunciones).

Luego, resulta que un tipo menos cómico se puede considerar “con pantalones” (valiente, en nuestro español coloquial y machista) porque envía a otros a pelear mientras él se rodea de cientos de guardias armados. Porque la solución, según esta visión autoritaria compartida por gente repartida en todos los estratos sociales, es el golpe, la eliminación del contrario; aún a costa de la ley. No es extraño que para los funcionarios emanados del partido conservador esta posición les resulte sumamente atractiva. Y menos extraño si examinamos su escasa o nula preparación académica en política, historia, sociología y todas esas cosas que no vienen en los cursos de mercadotecnia.

Trataré de evitar las referencias a autores extranjeros; no sea que ahora que Echeverría fue exonerado de genocidio y de que Acosta Chaparro (acusado de más de doscientos asesinatos de militantes de izquierda) ha sido liberado, se me acuse de agente extranjero y hasta terrorista. Así que citaré a un autor mexicano y además príista: Jesús Reyes Heroles, padre. Después de que en simiescas estrategias Díaz Ordaz y Echeverría reprimieron de manera sangrienta las protestas sociales que se encontraron, el país estaba en llamas. De manera sorprendente para estos gorilas, a mayor número de golpes, de presos y de muertos, más fuerte y más radical era la protesta de la oposición. De un movimiento estudiantil pariente de los hippies, pacífico y fácilmente atendible en 1968, se había llegado a movimientos armados.

Reyes Heroles, aunque miembro prominente del PRI, sí había leído a autores extranjeros; entre ellos a uno muy peligroso, Hegel. De él aprendió la dialéctica y escribió una frase escueta que le serviría de guía: “El que resiste, apoya”. ¡Por eso cada vez que se reforzaba la represión, un movimiento era desarticulado acaso; pero surgían otros, algunos de ellos más radicales que el atacado! ¿Su solución? La Reforma Política de López Portillo.

Si bien la represión a los movimientos opositores no cesó, Reyes Heroles abrió algunos espacios para movimientos que preferían los mítines a los balazos. El número de movimientos armados se redujo más por los guerrilleros que se incorporaban a la vida política que por las acciones de Acosta Chaparro, jefe de la Brigada Blanca. La década de los ochentas, a pesar de la corrupción descarada del sexenio de López Portillo y de la debacle económica del de Miguel de la Madrid, no fue pródiga en guerrilla o movimientos radicales. Los pobres no volverían a usar las armas de manera amplia hasta el fin del sexenio de Salinas de Gortari, otro represor que tan solo del PRD asesinó a más de 300 militantes.

Y ahora, en el aniversario del primer intento represor contra la APPO, con sus líderes encarcelados y desterrados de su entidad federativa, con los líderes de Atenco condenados a más años que muchos narcotraficantes y homicidas, hay quien se extraña que de la APPO esté otra vez en Oaxaca, de que el EPR tome nuevos bríos. Se vale que el ciudadano común, que se gana su dinero en actividades diferentes a la política, se extrañe de la necedad de los oaxaqueños. Pero que quienes viven de la política no entiendan que la represión solo radicaliza es preocupante. O fingen y son tan hábiles que nos engañan; o lo ignoran y les importa un comino. Para mí, que es lo segundo.

domingo, 1 de julio de 2007

Calculadora para la militarizacion en México

Como programador que soy, tuve hace unos días la bizarra idea de desarrollar una calculadora en Java para ponerla en mi myspace. Y lo de bizarra no por lo ocioso de desarrollar una calculadora habiendo tantas en el mercado, sino por sus especificaciones y más aún por las unidades que manejaría.

En realidad la calculadora solo iba a servir para resolver una única función. Pediría como entrada el acumulado de ejecutados por el narcotráfico a partir de la toma de posesión de Felipe Calderón y su promocionada y supuesta cruzada contra estos delincuentes. La salida de la función, lo que desplegaría la calculadora, es la cantidad de soldados en la calles de México (vestidos de soldados o de policías preventivos) y el área en metros cuadrados sujeta al poder castrense (retenes, patrullajes, etc.).

Y contra los que me conocen despotricando contra los libros y conferencias superficiales de "superación personal", véanme convertido al optimismo. Elegí la cantidad de soldados y sus áreas tomadas al poder civil porque es la única variable que aumenta en la llamada lucha contra el narcotráfico; bueno, aparte de la cantidad diaria de ejecuciones. Pero además es posible establecer una correlación entre el acumulado de ejecuciones y las variables de salida. No se ha aminorado el trasiego de drogas hacía EE UU, ni se han detenido dirigentes importantes de estas bandas, pero si se ha incrementado el número de soldados en las áreas civiles y su interferencia con las actividades de los ciudadanos. Así que con esta calculadora en mano (en la Palm, pues), nuestro preclaro presidente podría demostrar verdaderos y contundentes avances día con día, en sus presentaciones públicas custodiadas por cientos de hombres armados.