sábado, 14 de marzo de 2009

Tres Aniversarios Tres

Sabedores, aunque lo disfracemos, de que nuestra existencia sobre el planeta no está asegurada más allá del momento presente, los seres humanos buscamos cerrar ciclos de de tiempo muy cortos, más cortos que nuestras vidas. Nos da la ilusión de trascender a algo; si no tengo la certeza de estar aquí la próxima vez que nazca un bebé de mi sangre o que se publique un libro crucial para mi entorno, entonces voy a celebrar los cumpleaños de mis hijos, y los aniversarios de “Cien Años de Soledad” y de “La Región Más Transparente del Aire”.
Así rememoramos, celebramos o lamentamos el cumplimiento de los ciclos anuales, quinquenales y demás de los hechos que nos importan. En este año tocan varios, y su servidor, recién tocado por la muerte, ha decidido entrarle a esta suerte de añoranza del presente.
1. Este año, el 13 de marzo se cumplen 20 años de la invención del word wide web, más conocida como la web y equivocadamente por muchos como Internet. Ésta última es una red mundial que interconecta muchas redes valiéndose de varias tecnologías de comunicaciones. En cambio, la word wide web es el constructo humano que permite, sin gran ocupación de las redes, la consulta sencilla y amigable de información almacenada en computadoras diferentes a la del usuario. Si bien se trata de un desarrollo notable por su capacidad de aprovechar el potencial de las redes aún para usuarios sin gran cultura informática, su impacto no viene de las especificaciones que permiten la existencia de hipertexto y la hiperligas, sino de una decisión responsable y generosa tanto de los autores como de la institución que patrocinó los trabajos. Ni los creadores, Tim Barners-Lee y Robert Caillau, ni el Laboratorio Europeo de Física Nuclear (CERN), se reservaron los derechos de la invención; la pusieron a disponibilidad de los demás para su desarrollo y explotación. Queda elucubrar que hubiera pasado si los inventoreshubieran patentado y registrado el hipertexto. Lo que hoy en día es claro es que no concebimos las computadoras personales sin navegador que me permite viajar por la Internet dando clicks sobre las hiperligas. Cuando mis colegas se desgarran las vestiduras defendiendo los derechos de autor no de pequeños desarrolladores de software, sino de los gigantes de la industria como Microsoft, entro a Internet y agradezco los creadores de la triple W por su visión menos mercantilista.
2. Más temprano en el año, pero menos viejo el hecho, el Primero de enero se cumplieron quince años del alzamiento zapatista en México. Tuve la tentación de escribir en la línea anterior “en el Sureste de”, pero la verdad es que el movimiento sacudió a todo el país y no únicamente a un conjunto de municipios chiapanecos. Los combates entre el EZLN y las fuerzas del gobierno tuvieron lugar en Chiapas, pero también hubo atentados atribuidos a simpatizantes zapatistas en otras zonas, y los retenes del ejército oficial se multiplicaron por todo el país. Relaciono el levantamiento indígena con la word wide web porque en medio de los muertos, un funcionario del gobierno (cuyo nombre no importa mucho) dijo que tan solo se trataba de “una guerra en Internet”. La declaración estaba motivada por el amplio apoyo que la rebelión consiguió en Europa y en el norte de América mediante el uso extensivo de Internet. Cuando el ya decadente líder obrero oficialista Fidel Velázquez pidió que exterminaran a los hermanos de clase de sus huestes obreras, estoy seguro que solo hacía público lo que muchos en el gobierno y en la derecha pensaban; no dudo que incluso lo hayan planeado e iniciado (la ofensiva de Zedillo en febrero de 1995 lo demuestra). El hecho de que nunca se haya emprendido un aplastamiento brutal contra el movimiento zapatista tiene que ver con esa solidaridad que se generó en el exterior a través del ciberespacio y que ponía en un sitio de mucha visibilidad al gobierno mexicano. Ya no podía llegar el ejército y asesinar a cientos de civiles como en los sesentas y setentas, estaba a la vista de los países más influyentes del planeta. La famosa globalización había alcanzado a la dictadura perfecta, y había sido aprovechada de manera nada “globalifóbica” (qué palabreja) por los indígenas mexicanos.
3. Por estas fechas se cumplen 10 años de la última huelga estudiantil en la Universidad Nacional Autónoma de México, una huelga que enarbolaba la misma bandera que la de 1987, pero que estuvo marcada por la falta de capacidad de negociación de ambos bandos. Por un lado estaban los radicalizados integrantes el Consejo General de Huelga (CGH), que más movidos por ese rencor social que pervive en el inconsciente colectivo de los mexicanos desposeídos, y amenazados por perder la única manera legal de movilidad social, estallaron un movimiento que no pudo vincularse con el resto de la sociedad civil. Por el otro lado, ya no estaba un político hábil, aunque quizás perverso, como Jorge Carpizo, sino un representante de la derecha universitaria más intransigente y totalitaria. Torpe y abiertamente dependiente del gobierno federal, sumió a la universidad en un año de huelga con clases de mentiritas, despilfarrando el precario presupuesto en la organización de unas clases extramuros, limitadas y sin valor académico; y en las facturas de una campaña mediática feroz contra los integrantes del CGH. Semejante combinación, aunada a la ola represiva del gobierno, terminó con una imagen atroz: la policía militar entrando de nuevo a Ciudad Universitaria, apresando jóvenes que estaban reunidos en una asamblea en el Auditorio Ernesto Che Guevara, de la Facultad de Filosofía y Letras; los medios masivos de difusión difundiendo en directo la acción militar con un locutor que se escandalizaba del hallazgo de una maceta con una planta de marihuana que, una vez secada, no alcanzaría para un cigarro decente, y hacía pública su ignorancia al preguntar insistentemente a un policía si un artefacto enfrente de ellos era un arma. Molesto, el militar le respondió: “es un taladro”. El saldo es negativo pero alentador: se destruyó la posibilidad de un movimiento universitario, se perdió la posibilidad de discutir los problemas de la UNAM (que van más allá de las cuotas), pero la mejor universidad de habla hispana sigue siendo gratuita.
Aniversarios que oponen la aportación más importante en tecnología de información de los años recientes a las prácticas depredatorias de los monopolios; que enfrentan la supuesta ignorancia e incivilización de los indígenas contra su hábil uso de la globalización y de la Internet para evitar su aniquilamiento; que acercan también los opuestos en una huelga inútilmente larga, pero que sirvió para recordarnos, a pesar de la cantaleta de los medios contra la UNAM, sus estudiantes y sus ideas, que la mejor universidad de Iberoamérica no necesita seleccionar a sus alumnos de entre las clases más pudientes. No hizo falta el incremento en las cuotas para que la UNAM rebasara a las mejores instituciones privadas.
Son aniversarios que no debemos olvidar, en especial porque sus causas y sus efectos persisten el día de hoy y reclaman nuestra acción para asegurar que todos tengamos acceso a la tecnología, a la educación y a una vida digna.