Antecedentes.
En un foro reciente, que reunía a interesados en analítica de datos,
acudió la fundadora del Laboratorio para la Ciudad de México. Entre otras
innovaciones presentó una estrategia de aprovechamiento de los datos, que iba
desde una inventario de fuentes datos y una iniciativa de datos abiertos, hasta
algunas aplicaciones móviles
interesantes que explotaban y producían datos de utilidad (Gómez-Mont,
2018) .
Interesado por esos avances, le pregunté cuándo creía ella que la Ciudad de México
se transformaría en una ciudad inteligente. Su respuesta me sorprendió en un
principio, quizás porque estábamos en un ambiente en el que los datos eran las
estrellas de la tarde. Y es que respondió que estaba en desacuerdo con esa
tendencia, por el enfoque empresarial y de rentabilidad que este concepto tenía,
en detrimento de las cuestiones sociales.
Problemática
Pareciera un contrasentido que, con la complejidad de la Ciudad de
México y la cantidad y dimensión de los problemas que se tienen, haya una
resistencia al uso de los datos para hacerla más funcional y amable, con un uso
más eficiente del tiempo y de los recursos. Sin embargo, una investigación
bibliográfica arrojó resultados poco halagüeños sobre la aplicación del
concepto de ciudades inteligentes. Por ejemplo, en una revista de la
Universidad de las Naciones Unidas, (Sengupta, y otros, 2017) señalan que el
potencial de las ciudades inteligentes para hacer contribuciones significativas
a la agenda de sostenibilidad urbana no se ha materializado. Como una de las
limitantes de estas iniciativas, destacan el hecho de que la mayoría de ellas
están basadas en un modelo empresarial y de que están orientadas a las
eficiencias de costo. Por su parte, (G. Hollands, 2015) enumera algunas
iniciativas y describe la participación definitoria de grandes corporaciones de
tecnologías de información y comunicaciones (TIC) y de desarrollo inmobiliario.
Es el caso de Nueva Songdo, Corea del Sur, con la participación de Cisco.
Del análisis de estos trabajos se desprende que:
1.
El
liderazgo de estos programas y de los proyectos asociados ha sido dejado a
empresas privadas que, como sería de esperarse, priorizan la rentabilidad y la
venta de sus productos y servicios.
2.
El
enfoque, y por ende las metas y objetivos, están en función de la eficiencia de
costo, sin considerar el beneficio social. Esto va muy en concordancia con el
punto anterior, en el contexto del neoliberalismo, y de una preponderancia de
métricas macroeconómicas, sin reparar en las variables sociales, ni cuantitativas
ni cualitativas.
3.
La
tecnología ha sido transformada un fin en si mismo, en lugar de ser una
herramienta para fines específicos de la ciudad (Branchi, Matías, & Fernandez, 2103) .
La primera pregunta que bien en mente es si el problema proviene del
concepto mismo de ciudades inteligentes o de su aplicación. Vale entonces investigar
qué son las ciudades inteligentes. Por una parte, (Celino & Kotoulas, 2013) las definen como
aquellas ciudades que pueden “procesar efectivamente información incorporada a
redes informáticas para mejorar los resultados de cualquier aspecto de la
operación de la ciudad”. Esa información debe hacerse visible como va surgiendo,
tanto al gobierno, como a las empresas y los ciudadanos. De acuerdo a estos
autores, la finalidad es optimar la administración de la energía, el agua, el
tránsito, la seguridad pública y la atención de emergencias. No mencionan que
entre los objetivos estén los asuntos de la desigualdad social, la marginación,
o bien otros pendientes sociales de las ciudades con sus habitantes.
Si bien, de la revisión de la
literatura se desprende que la resistencia de la ponente, y de otras personas,
a la aplicación del concepto de ciudades inteligentes tiene fundamentos
documentados, tampoco puede ser conveniente continuar con el diseño e
implementación de políticas públicas, y de otros aspectos de la administración
de las ciudades, de la manera en que se ha hecho hasta ahora, al menos en
México. A saber:
·
Con
preminencia de la cuestión política sobre la eficacia de las acciones, la eficiencia
en el uso de los recursos y, con frecuencia, sobre el beneficio social;
·
Priorizando
los problemas de acuerdo al poder de los diferentes actores políticos, por su
posicionamiento, por su pertenencia a un grupo o por su capacidad de movilización,
·
Y en todo
caso tomando las decisiones con información incompleta, sin análisis predictivo
ni ejercicios de simulación previos.
Pareciera que hay una oposición entre el concepto de ciudades
inteligentes y la misión de mejorar la calidad de vida en las ciudades, de
atender las cuestiones sociales y de proporcionar bienestar a la población que
se plantean algunos gobiernos, particularmente los de centro y los de
izquierda. Sin embargo, desde la perspectiva tecnológica, un modelo en el que
se tomen decisiones basadas en datos, en el que realice un ejercicio eficaz del
presupuesto y un aprovechamiento eficiente de los recursos, no excluye necesariamente
la atención de las cuestiones sociales y de los ciudadanos en tanto seres
humanos.
Planteamiento de solución
La siguiente pregunta que surge es si es posible aprovechar las
tecnologías de información, particularmente la analítica o ciencia de datos,
para mejorar el funcionamiento de las ciudades, atendiendo tanto el aspecto
social como el uso eficiente y sostenible de los recursos. A propósito se ha
excluido el concepto de balance entre lo social y la eficiencia, pues es
materia de otras disciplinas y, si se asumiera una definición de dicho balance,
se limitaría la posible aplicabilidad de este trabajo.
La propuesta es atender las situaciones halladas en la bibliografía. Por
lo que toca al liderazgo de estos programas y a riesgo de limitar la aplicabilidad
a gobiernos de centro o de izquierda, es importante evitar que sean empresas o
grupos de poder los que lideren este tipo de programas. Tanto las empresas como
los grupos de poder tienen intereses particulares, económicos y políticos, que pueden
sesgar la orientación del programa. No es éste el lugar para condenar o
aplaudir que estas entidades se guíen por criterios ajenos a lo social, pero sí
debe reconocerse como un hecho de la realidad que tanto unas como los otros se
crearon con sus propias finalidades específicas, y que pueden contraponerse en
varios momentos. Está fuera de toda objetividad esperar que, asumiendo el
liderazgo de estos programas, pongan en último lugar sus propios intereses. En
consecuencia, el liderazgo de estos programas debe ser asumido por entidades
estatales que sean responsables de los resultados, con una instancia de
supervisión ciudadana continua. Esto permitiría el aprovechamiento de tecnologías
de ciudades inteligentes, sin condicionar la orientación del programa, y sin asociar
el funcionamiento de la ciudad a las metas de negocio de una empresa.
No debe olvidarse tampoco que los datos tienen un valor como activo de
la ciudad, que pueden utilizarse con otros fines, y que pueden contener
información confidencial e incluso de seguridad pública. Por ende, no pueden
estar en manos de particulares a través de contratos de provisión de servicios
o tercerización (outsourcing), pues
se diluye la responsabilidad de un bien de alto valor. Si bien, los gobiernos
pueden aprovechar el expertise de
proveedores de tecnologías de información, en el caso de los datos, un bien
valioso y estratégico, deben de contenerlos en esa categoría, la de proveedores
de tecnología, y no de operadores de ella, que puedan manejar y disponer de datos
y metadatos de la ciudad. Acaso en otras áreas sea posible contratar los
servicios de proveedores, pero no sobre los datos y metadatos. Equivaldría a
que un banco tercerizara el manejo de los billetes en sus bóvedas. Lo
recomendable es que el gobierno local debe contar con personal que pueda operar
la infraestructura de este programa.
Más aún, los datos generados por
los ciudadanos y útiles para el mejor funcionamiento de las ciudades deben
considerarse un bien público y deben tratarse como tal. No pueden ser
apropiados ni manejados por particulares; mucho menos ser explotados por
empresas. Y esto no sólo es aplicable para los llamados datos personales, sino
también para todos los datos generados por los sistemas de la ciudad o
recabados como parte de los procesos de la administración pública. Si algo nos
ha enseñado la ciencia de datos es que algunos de ellos, aparentemente circunstanciales,
poseen un alto valor cuando son procesados de manera masiva. Por ejemplo, los
datos extraídos de sensores de temperatura, de tránsito o de las cámaras de
vigilancia, son de gran valor para mejorar la vida en la ciudad, pero también para
la mercadotecnia de las empresas.
Por lo que toca a la preeminencia de las métricas macroeconómicas y las
orientadas a la eficiencia sobre las cuestiones sociales de la ciudad, alguien
con formación tecnócrata y neoliberal puede argumentar que las primeras se
pueden medir y las segundas no. Con base en el adagio de que “sólo se puede
controlar lo que se puede medir”, se prefiere trabajar con lo primero. Para reforzar
este argumento, queda la experiencia de programas sociales con enfoque
clientelar, que preservan la pobreza y que sólo sirvieron para enriquecer a
funcionarios y empresarios corruptos. No
obstante, una revisión de la bibliografía sobre estudios cuantitativos en las
ciencias sociales arroja una cantidad apreciable de indicadores y métodos para
medir cuestiones sociales que pueden utilizarse, mutatis mutandis, en casos
particulares. Más aún, existen métodos de mediciones cualitativas que pueden
provecharse para medir el avance en cuestiones sociales. Estos saberes pueden
aprovecharse para ampliar la medición del desempeño de un programa de ciudades
inteligentes. Nuevamente, la participación de actores sociales desde espacios
ajenos a las empresas y a sus cuotas de venta de sus productos. Dada la
dificultad que las métricas pueden involucrar, es indispensable la
participación de la academia, de asociaciones profesionales y de expertos en
los temas a medir.
Posible Aplicación.
Si bien lo ideal es aplicar el concepto de ciudades inteligentes, con un
enfoque combinado de cuestiones sociales y eficiencia en el uso de los
recursos, a la Ciudad de México, debemos reconocer que su complejidad y dimensiones
podrían complicar mucho el programa. Por lo que toca a sus alcaldías, no
cuentan con la suficiente autonomía y recursos para ello.
Aplicarlo en un municipio pequeño podría enfrentar problemas
presupuestales y, esperanzadoramente, quizás no sea ten necesario. Es posible
que muchos municipios pequeños no tengan la complejidad y dimensión de
problemas que amerite el uso de tecnologías que también pueden salir de su
presupuesto. Es probable que por sus dimensiones y cohesión social, algunos
municipios pequeños puedan bastarse con otras herramientas, como esquemas de
usos y costumbres, autoridades comunitarias y respeto por la naturaleza.
En cambio, un municipio mediano, tiene una complejidad y problemas de
tales dimensiones que reclaman la aplicación de tecnologías avanzadas. En este
sentido y ante la alta probabilidad de que haya un cambio de gobierno en la
periferia de la Ciudad de México, se propone implementar esta visión de
ciudades inteligentes sin menoscabo de las cuestiones sociales en Ecatepec de
Morelos. Muy probablemente, este ayuntamiento será presidido por Morena, un
partido que enarbola banderas sociales. Por otra parte, el municipio se
encuentra en quiebra económica y de seguridad, por lo que es urgente aprovechar
las tecnologías de información para aplicar los recursos en resolución de
problemas, en particular las de ciudades inteligentes para un eficiente
aprovechamiento de los recursos en la resolución o mitigación de los problemas
del municipio. Entre los argumentos de la propuesta están:
- El municipio cuenta con dimensiones y complejidad tales que la aplicación de tecnologías de información asociadas al concepto de ciudades inteligentes.
- El presupuesto del ayuntamiento puede cubrir la implementación, en diferentes plazos, de un programa de ciudades inteligentes.
- Es altamente probable que el municipio sea gobernado los próximos tres años por un partido de izquierda que debería priorizar el desarrollo social, sin descuidar una administración pública eficiente y eficaz.
- También es posible que algunos municipios aledaños, así como la misma Ciudad de México y algunas de sus alcaldías cercanas sean gobernadas también por la izquierda los próximos tres años, lo que permitiría la aplicación de una visión metropolitana a los problemas que, por su interrelación, comparten todos ellos.
El plan de gobierno del candidato de izquierda con mayores
probabilidades de triunfo en las elecciones de 2018 de Ecatepec, debería
incluir la implementación de un programa de ciudad inteligente, con las
condiciones enumeradas líneas arriba. Se tienen grandes problemas en el
municipio, ocasionados por el crecimiento caótico, por una serie de
administraciones indolentes e incapaces, y por recursos limitados. Es
imperativo acudir a tecnologías y técnicas que nos permitan solucionar o
mitigar estos problemas de manera eficaz y eficiente, teniendo como prioridad
el bienestar de la población, su calidad de vida y el desarrollo social.
Conclusiones
Si bien puede sonar ingenuo decir que la tecnología es imparcial, pues
es desarrollada por y propiedad de grandes empresas trasnacionales, no quiere
decir que no podamos aplicarla en beneficio de la población de la ciudad. El concepto de ciudades inteligentes puede
traer grandes beneficios a los municipios mexicanos.
Ecatepec de Morelos representa una oportunidad de aplicación de estas
tecnologías en bien de la población. No debería desperdiciarse la ocasión,
particularmente cuando en 2018 está la oportunidad de un cambio de gobierno.
Trabajos Citados
Branchi, P., Matías, I.,
& Fernandez, C. (2103). Ciudad y Tecnología: al Servicio de las Personas. Greencities
& Sostenibilidad: Inteligencia Aplicada a la sotenibilidad urbana.
Celino, I., & Kotoulas, S. (2013).
Smart Cities. IEEE Internet Computing, 8-11.
G. Hollands, R. (2015). Critical
interventions into the corporate smart city. (C. P. Society, Ed.) Cambridge
Journal of Regions, Economy and Society(8), 61-77.
Gómez-Mont, G. (6 de Febrero
de 2018). Laboratorio para la Ciudad. (C. I. Group, Ed.) Recuperado el
12 de Febrero de 2018, de Chief Data & Analytics Officer Mexico 2018:
https://www.slideshare.net/Chief_Data_Officer_Forum/chief-data-analytics-officer-mexico-2018-gabriella-gomez
Sengupta, U., Doll, C. N.,
Gasparatos, A., Iossifova, D., Angeloudis, P., da Silva Baptista, M., . . . Oren, N. (2017). Sustainable Smart Cities:
Applying Complexity Science to Achieve Urban Sustainability. (U. N. University, Ed.) PolicyBrief(12),
1-4.
1 comentario:
Felicitó al Mtro León no solo por el elocuente discurso usado en este ensayo sino también por la propuesta que brinda sobre el tema.Esto último es prueba de una preocupación por mejorar el municipio de Ecatepec
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