domingo, 17 de julio de 2011

¿Qué le espera al Estado de México después de las elecciones pasadas?

¿Qué le espera al Estado de México?

Revisemos el escenario: el PRI conservó uno de sus principales bastiones con base en una estructura electora fuerte y bien organizada; y en un ejercicio de recursos escandaloso para un estado con los mayores índices de pobreza en el país. Si bien los medios masivos de difusión lo manejan como un triunfo (quizás porque muchos de ellos reciben recursos del gobierno de este estado), la verdad es que simplemente fue una prueba para el que quiere ser el próximo presidente de la república. Si Peña Nieto resultaba incapaz de conservar el territorio conquistado y conservado desde hace décadas por sus ancestros (políticos y de sangre), hubiera demostrado una incompetencia grave que lo hubiera sacado inmediatamente de las elecciones del 2012. ¿Qué priista poderoso hubiera apoyado a un joven incapaz de retener para su partido, el estado cuna del grupo Atlacomulco?

Peña Nieto conserva su lugar en la competencia, puede seguir negociando con Televisa, con Elba Esther Gordillo y con los sectores más priistas del PRD. Veremos que hace las demás fuerzas del PRI, del PAN y del PRD. Pero eso es asunto de otro blog.

En esta ocasión quiero prever qué va a pasar con el Estado de México, con Eruviel Ávila como gobernador y con la continuidad priista asegurando que el sistema político local se mantenga en el mismo estatus. ¿Hay alguna razón para que las políticas estatales cambien en los rubros económico, social, educativo, de justica, de género y demás etcéteras? No veo ninguna. Por lo contrario, hay varios factores que obligan a Eruviel Ávila a continuar con las mismas políticas:

1. Fue designado por Peña Nieto, por lo que debe cumplir sus órdenes. No olvidemos que, dentro del contexto priista, la lealtad es uno de los valores máximos. Esto se refuerza con la lectura de los discursos del futuro gobernador en los que se deshace en alabanzas para Montiel y Peña Nieto que, además de sacarnos una sonrisa, nos remontan a los años del más pintoresco control priista.

2. Las políticas del gobernador saliente tienen un claro tinte electoral, y por ello permitieron la victoria de un candidato gris, cuasi desconocido, que no logró terminar un solo período a cargo de Ecatepec. Por supuesto que el aparato electoral del PRI se siente con la autoridad de exigirle a Eruviel que continúe con esas políticas para apoyar la campaña del 2012. Si el próximo presidente nacional proviene del PRI, dados estos antecedentes y el concepto del presidencialismo de este partido; seguramente el futuro gobernador persistirá en estas políticas o seguirá puntualmente las que le ordene ese nuevo presidente. Si, poco probable, el futuro presidente proviniera de las filas del PAN, estas políticas se reforzarían con miras a las siguientes elecciones, locales y federales. No es concesión, pero debo reconocer que no veo a un gobernador priista actuando como Sabines, el que llegó al poder gracias al PRD en Chiapas, inclinándose tanto como le permite su columna ante un presidente panista. Si el próximo presidente, poco pero más probable, es un perredista, me imaginaría un escenario similar: un gobernador alineado con su partido y trabajando para las siguientes elecciones; pero no olvidemos de que una de las hipótesis que se manejan para explicar su victoria interna sobre Del Mazo, es que inició negociaciones (o lo dejo entrever) con el PRD.

3. Eruviel será un gobernador políticamente débil. Además de la oposición que el PRD le aplicará, en unos casos, por razones justas, y en otros, por táctica electoral; está la presión que recibirá del grupo Atlacomulco; nada débil y engallado por haber conservado su bastión principal. Por otra parte, si las declaraciones de Elba Esther Gordillo son ciertas (y ¿por qué habríamos de dudar si el PAN ha aceptado la participación de esta líder en las elecciones de 2006?), Eruviel tendrá que quedar bien con ella, como Felipe Calderón lo hizo a nivel nacional. Tampoco olvidemos otra hipótesis de la victoria interna de Eruviel sobre su rival Del Mazo: que así lo había exigido Elba Esther Gordillo a Peña Nieto.

4. Aunque los medios contratados por o asociados a Peña Nieto, difundieron que Eruviel había logrado una victoria aplastante con más del 60% de los votos; tenemos que recordar que la abstención llegó al 57%. En otras palabras, Eruviel ganó en una contienda en que más de las mitad de los electores no participaron; su porcentaje de aceptación real entre los electores es del 27% en el mejor de los casos. Eso deja espacio a los grupos de poder que controlan la política del estado de México.

Esta debilidad política del futuro gobernador constituye un riesgo para la gobernabilidad del estado, pues Eruviel tendrá que negociar y ceder espacios de poder a los grupos que lo llevaron el puesto o que conservan suficiente margen de maniobra para operar en contra suya. Un caso representativo en este sentido, son los transportistas. Uno de los fundadores del grupo Atlacomulco, Hank González, fue pionero en la manipulación de estas personas, demostrando una destreza eminente en el uso de uno de las principales herramientas del PRI del siglo pasado: el corporativismo.

El corporativismo significa, llanamente, el tratar a grupos de personas con intereses o necesidades comunes, como una sola entidad cuyos miembros son incapaces de expresarse por sí mismos; por lo que requieren de un interlocutor, de un líder, que hará de esta interlocución, su modus vivendi. De esa práctica provienen nombres tan nefastos como Fidel Velázquez y Elba Esther Gordillo. Cabe aclarar que es una herramienta tan poderosa que tanto el PRD como el PAN (en menor medida) la han practicado con un éxito mucho menor que el del PRI.

En el corporativismo, los individuos no tienen opinión sino es la de su líder; su voto es determinado por él o elle, que a su vez lo negocia con los políticos. Sus acciones son guiadas por el líder que, en la estructura jerárquica y de lealtades, las consulta con sus patrocinadores. Así, no es infrecuente que un día veamos miles de camionetas de transporte colectivo con letreros que dicen que fulanito de tal es de lo peor; y que, meses después, las mismas camionetas muestran alabanzas o muestras de solidaridad al aparato que antes denostaban. También pueden mover su opinión en sentido inverso. Cuando el PRD ganó la presidencia municipal de Ecatepec, autobuses y camionetas de transporte público felicitaban al ganador que aparentemente les creyó su súbita conversión. Cuando la nueva administración municipal no les concedió sus caprichos ni toleró algunos de sus abusos, se volvieron en su contra y terminaron regresando al PRI para apoyar “incondicionalmente” a Eruviel Ávila en las siguientes elecciones.

¿Qué caprichos y abusos deberá Eruviel conceder a los transportistas para pagar su deuda y apuntalar su debilidad política? Porque no olvidemos que sus enemigos son poderosos y los transportistas actúan no solamente como acarreados o facilitando la logística; también son grupos de choque a los que ya vimos actuar ahogando la Ciudad de México varias veces. Ostensiblemente portan armas contundentes y no dudan en usarlas; se vanaglorian del consumo continuo de alcohol y drogas; y en algunos casos recurren a las armas de fuego.

Difícilmente un gobernador débil puede darse el lujo de prescindir de este tipo de apoyo. Y aquí hay al menos tres cosas que preocupan a estos grupos, de manera corporativa; es decir, a los líderes, pues los miembros son carne de cañón.

  1. Tarifas. El Estado de México cuenta con una tarifa de transporte público estratosférica: 7 Pesos como pasaje mínimo. Esto ocasiona que la mayor parte del salario de los mexiquenses sin automóvil se gaste en un transporte infrahumano y peligroso. Lo más probable es que en breve suframos un nuevo aumento en este renglón.
  2. Rutas. Los líderes quieren exclusividad; tanto que han sembrado en las cabecitas de sus seguidores que son “dueños” de las rutas. Y la amenaza es bien clara. Si no hay exclusividad, siguen los bloqueos y los enfrentamientos armados.
  3. Placas. No, los líderes no quieren que los transportes sean regularizados y que todos sus agremiados tengan placas y permisos en regla. Su así fuera, ¿cómo los condicionan? ¿cómo los extorsionan? Las placas que se consigan serán para los líderes y sus cercanos. El caos es una condición de sobrevivencia del corporativismo.
  4. Tolerancia. El peligro, además de la violencia que ejercen estos grupos en actividades políticas, es el tolerarlos como grupos de delincuentes. A partir de que se les ha permitido cometer delitos en grupo, sin castigarlos, ellos han dejado de verse entre sí como compañeros de trabajo; sino como “la banda”, el grupo que fuma marihuana y bebe cerveza en la “base”; que se une para, de manera abusiva y tumultuaria, romper parabrisas y golpear a los automovilistas que tienen la mala fortuna de cruzarse en su camino. No se perciben como prestadores de un servicio, sino como los “dueños” de la “ruta” y de la “base”; de ahí su actitud agresiva hacía los pobres usuarios, así como para los automovilistas y otros choferes.

Sobre este último punto hay que ser muy cuidadosos, si no queremos repetir la historia de Ciudad Juárez. Allá también se empezó a tolerar a los choferes como pandillas y, como todo grupo delincuencial fuera de control, sus fechorías fueron subiendo en número y en gravedad. Muchos de los feminicidios que han llamado la atención incluso de la ONU, fueron ejecutados por los “ruteros”; que es como les llaman allá a los choferes de transporte colectivo. El Estado de México ocupa el segundo lugar nacional en asesinatos de mujeres. ¿Permitiremos que Eruviel Ávila pague su deuda y apuntale su debilidad cediendo ante grupos como estos? ¿Permitiremos que pague con nuestro sufrimiento diario en esos transportes infrahumanos, con nuestro salario diluido por las altas tarifas? ¿Vamos a dejar que pague con nuestra seguridad, con la de los pasajeros y los automovilistas? ¿Con la de nuestras esposas, hermanas, novias e hijas? Antes de responder, volteemos a mirar a Ciudad Juárez y después a Chalco y a Ciudad Netzahualcóyotl.

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