sábado, 2 de enero de 2010

¿Quién gana el salario mínimo?

Cada año, después de la revisión de salarios mínimos en México, se escuchan declaraciones a favor de la desaparición de esta figura y de la comisión encargada de determinarlos. Las voces provienen tanto del sector empresarial y de locutores autoerigidos en “analistas” y “líderes de opinión” , como de los representantes de los trabajadores. El argumento más usado (y originalmente emitido por el cuasiterno Fidel Velázquez) consiste en afirmar que nadie gana el salario mínimo, que todos los trabajadores ganan al menos 2 o 3 veces esta cantidad y que solamente sirve como unidad para determinar multas o penalizaciones.

Habrá que preguntar al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) cuántos de sus asegurados están registrados con el salario mínimo. Buscamos esta cifra tanto en el sitio web de esta dependencia gubernamental, como en los del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), del Consejo Nacional de Población (CONAPO) y de la Secretaría de Trabajo y Previsión Social, que son las instancias que deben manejar esta información de manera oficial, pero la navegación fue infructuosa. Supongo que la última debe estar muy ocupada en los pleitos personales de Lozano con los sindicatos de mineros y de electricistas, para interesarse por estas nimiedades.

Sin embargo, hay algo que podemos anticipar: la cifra no es cero. Por diversas razones hay muchos asegurados registrados con el salario mínimo. En algunos casos ciertamente se trata de una simulación; por ejemplo: los vendedores comisionistas están registrados con el salario mínimo para que tengan acceso a la prestación, aunque sus ingresos superen esta cantidad. Claro está que en caso de despido o jubilación, el número que cuenta es el registrado, no el real. Pero aparte de estos casos, sí hay un gran número de trabajadores (obreros y ayudantes generales) que están contratados con el salario mínimo, y que ese es su ingreso verdadero. Quizás los locutores y los voceros de patrones y sindicatos blancos lo ignoren (de manera activa o no), pero esa es una realidad.

Peor está el caso de miles de trabajadores que ganan menos del salario mínimo, como muchos jornaleros agrícolas (particularmente menores de edad), y el de aquellos que simple y llanamente ganan 0.00 Pesos diarios. No, es ninguna broma ni se trata de desempleados o trabajadores que laboran para la economía informal, sino de personas que prestan sus servicios para que empresas establecidas (algunas de ellas trasnacionales) puedan realizar sus operaciones económicas.

El caso más cercano es el de los empacadores (“cerillos”) que acomodan nuestras compras en bolsas o cajas mientras la cajera registra los importes y nosotros pagamos. De manera más cínica que eufemística, las grandes empresas como Walmart o Comercial Mexicana les llaman empacadores voluntarios, con un adjetivo que supuestamente las libera de la relación laboral, aunque estrictamente significa que se presentan a trabajar por su propia voluntad. Vale mencionar que, salvo los casos de esclavitud o semiesclavitud, todos los empleados se presentan en su centro de trabajo por voluntad propia, y no conducidos por la fuerza de las armas o de la violencia. La idea del terminajo es evadir las obligaciones patronales que cualquier empresa tiene con aquellos que, de manera subordinada y con herramientas y materiales propiedad de la empresa, colaboran para que sus operaciones económicas puedan ser realizadas. Los “cerillos” trabajan en los puntos de venta propiedad de la tienda, en el espacio (propio o rentado) que ella utiliza para sus operaciones y con las bolsas (etiquetadas con el logotipo de la cadena comercial) que la tienda ha adquirido para completar la operación de venta. Los empacadores están sujetos a la supervisión de personal de la tienda y deben cumplir con las condiciones de asistencia, presentación personal y procedimientos instituidos por la empresa. Cumplen con todas las condiciones de la relación laboral, excepto con la de remuneración, porque esa parte han decido las cadenas comerciales que la paguemos nosotros, los compradores.

Un caso más aberrante es el de los “gasolineros”, las personas que dispensan el combustible en las gasolinerías. No solo carecen de salario por parte de la empresa y constituyen sus ingresos con las propinas que les dan los chóferes y automovilistas; sino que además deben cumplir con una cuota de venta de productos diferentes al combustible: aditivos, aceites, etc. En caso de que sus ventas de estos accesorios sean menores a la cuota, no pueden seguir trabajando voluntaria y gratuitamente.

Los casos se repiten en muchos otros giros y se han hecho tan comunes que vemos esta práctica como normal y aceptable. No por eso deja de constituir una injusticia social, una burla a la ley e, incluso, una distorsión económica; porque a cada compra que hacemos en un centro comercial, en una gasolinería o en un restaurante, los consumidores debemos añadir la “propina”. Por supuesto que podemos no pagar este costo extra, pero al final del día muchos sí lo harán, con lo que la empresa se ahorra los salarios y costos laborales de muchos de los que, bajo sus órdenes y con sus materiales y activos, contribuyen a la operación económica. Así, el costo efectivo de los productos que compramos es más alto de lo que se registra, pues hay un componente oculto de una operación de la economía formal que de manera sistemática y deliberada se va a la informal. Esto tiene implicaciones tanto en la recaudación fiscal como en la seguridad social.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

como siempre tocas un tema interesante, quisiera añadir que en el caso de los meseros igualmente muchos estan registrados con el salario minimo, como señalas en tu artículo su ingreso es diferente porlas propinas sin embargo estas no son seguras en su monto ni siquiera en su existencia. Existe otro caso de simulación una gran cantidad de trabajadores que estan registrados con un salario distinto del que realmente tienen siendo el mínimo o no. Un saludo y un gran abrazo.

José Luis León Gómez dijo...

Actualización.

Frente a mi infortunio para encontrar en el sitio web del INEGI la cantidad de mexicanos que perciben el salario mínimo, la revista Proceso en su número 1731, del 3 de enero de 2010, cita a dicha dependencia gubernamental con las siguientes cifras:

- 5.9 Millones de personas ganan el salario mínimo (13.36% de los empleados)
- 3.9 Millones ganan 0.00 Pesos (8.8% de los trabajadores)
- 9.7 Millones (22.2% de ese universo) perciben entre 1 y 2 salarios mínimos.

Fuente:
Acosta Córdova, Carlos; "La consigna: golpear la economía familiar"; "Proceso" número 1731 (3 de enero de 2010) pp 6-9; ISSN 1665-9309; México

Martin Martinez Martinez dijo...

Tiene razón ¡es una verdadera injusticia!, y yo viví parte de esta situación, en mi época de estudiante preparatoriano (estudie en la Preparatoria 18 de la UANL) tuve que trabajar y me dieron la ¡oportunidad! en un restaurante, me pagaban el salario mínimo, la verdad que eso fue lo que mas me motivo para estudiar una carrera Universitaria, ya que pensé, “no puedo vivir con este salario toda mi vida”, y lo que me sostenía realmente eran las propinas que los comensales me daban, el problema es que TENIA que compartir mis propinas con todos los demás meseros y con todos los cocineros, eso a mi siempre me pareció injusto a todas luces ya que yo era quien me esforzaba por dar una excelente atención a mis clientes y otros aun cuando no dieran un buen servicio recibían lo mismo que yo, ahí fue cuando empecé a odiar el socialismo.

Anónimo dijo...

El asunto del salarío mínimo, no solo en su poder real, sino en su manejo es un asunto añejo. Las triquiñuelas para evadir impuestos son conocidad por la autoridad. El asunto esta en que la falta de organización de los trabajadores aunado a su necesidad, genera caldo de cultivo para que los capitalistas sigan con esas políticas. No olvidemos que finalmente, ese es su trabajo, crear ganacias para su bolsillos. La pregunta obligada, más alla de cifras, que podemos hacer para modificar esto.

Poncho León

José Luis León Gómez dijo...

Hola, Martín:

El que todos los empleados de un restaurante se repartan las propinas generadas por buenos y malos meseros no es "socialismo", sino la evasión que el patrón (el dueño del restaurante) ejecuta de una de sus obligaciones capitalistas: remunerar el trabajo de sus empleados.

Ni en el modelo socialista, si siquiera en los países autodenominados "socialistas" (el llamado "socialismo real"), los ingresos se reparten de manera equitativa.

Para Karl Marx el motor del progreso humano es el trabajo, por eso es que en un modelo socialista el ingreso se debe repartir de acuerdo al principio que dicta: "de cada quien según su capacidad, a cada quien según su trabajo".

Lo que te tocó vivir como mesero no fue socialismo, sino un cínico abuso de tu patrón.

Un saludo

Martín Martínez Martínez dijo...

Ok, no sabía mucho del socialismo ni del comunismo y su comentario me obligo a revizar estos dos terminos, donde en el socialismo la idea es que la distribución del ingreso se hace de acuerdo a la contribución(cada persona recibe de acuerdo a la contribución que hiciera). En cambio, en una sociedad comunista, la distribución sería de acuerdo a las necesidades.
Lo que yo queria realmente decir es que no es justo que se retribuya lo mismo ante esfuerzos diferentes, independientemente de si existe un abuso del patron o no.

José Luis León Gómez dijo...

Hola de nuevo, Martín:

El comunismo es una fase teórica que sucede al socialismo cuando ésta se ha establecido a nivel global y ha logrado acabar con el trabajo enajenado y la pobreza; gracias a que la humanidad habría superado las necesidades básicas, evolucionaría a un estado mental más avanzado. Digamos que algo así como la pirámide de Maslow, pero de manera generalizada.

En este escenario, el hombre ya no trabaja para satisfacer sus necesidades materiales (como lo hacemos ahora todos, ricos y pobres, excepto los artistas genuinos), sino para realizarse como ser humano. De ahí que ese sistema teórico se rija por el princicio"de cada quién según su capacidad, a cada quién según su necesidad", porque el asunto material ha pasado a segundo plano frente a cuestiones más altas.

Claro que se trata de un escenario teórico, que no se ha dado en la historia reciente de la humanidad. Se cree que así vivia el ser humano en la época de la caza y de recolección. Incluso, algunos aventuran que así convivía Jesucristo con sus apóstoles.
Pero en la historia moderna no ha ocurrido, porque sigue a un establecimiento global del socialismo. Y si no ha habido un sistema socialista verdadero, menos va a presentarse un sistema comunista.